Capitulo 14, El Cuerpo
El cuerpo
Hoy vamos a hablar de cuerpo, que también forma parte de esta escuela del Espíritu,
Romanos 8:1-3
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte.
En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana.
Dicen estos versículos que nosotros por el Espíritu Santo, tenemos vida, y somos libres de la ley que determina lo que es pecado o no, pero no dice que no cumpliéramos la ley, sino que la ley solo sirvió para demostrar en nosotros “nuestra naturaleza pecaminosa” y descubrir que no podemos cumplir esta ley.
Solo para eso sirvió la ley, para hacernos conocer que la naturaleza pecaminosa, no puede ni podrá agradar a Dios.
Por eso vino nuestro Señor Jesucristo, para hacer lo que nosotros no podíamos hacer por esta naturaleza que habíamos heredado de Adam, “la carne”.
Pero esto nos hace libre, pero responsables para manejarnos según el Espíritu Santo para cumplir la ley, que no era mala.
Por eso dice en el siguiente verso:
Romanos 8:4
a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu.
Dice que las demandas de la lay son justas, y que hay que cumplirlas, cuando vivimos en el Espíritu.
Entonces si tenemos que escoger como vamos a vivir, no es un asunto de que recibí a Cristo y entonces a partir de ahora El hará todo y yo me relajo y me siento, no, yo tengo la responsabilidad de saber si estoy viviendo de acuerdo a mi naturaleza pecaminosa, o de acuerdo al Espíritu de Dios.
¿Cuál es esa naturaleza pecaminosa que existe todavía?
Los viejos hábitos de la carne que deben de ir desapareciendo según voy caminando a la madurez espiritual, o mejor dicho según voy desapareciendo yo y va viviendo El.
Entonces yo puedo dejarme gobernar por la naturaleza pecaminosa,(viejos hábitos) a pesar de tener el Espíritu de Vida.
¿Cómo puede ser eso?
Porque no busco al Espíritu Santo que mora en mí, sino que camino de acuerdo a lo que el cuerpo me pide, veamos la siguiente escritura:
Romanos 8: 5 – 8
Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu.
La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz.
La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo.
Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios.
Entonces debo de examinar que gobierna mis pensamientos, si solo pienso en las cosas de la carne y en satisfacer sus deseos, entonces dice la palabra que voy a cosechar dos cosas:
1.- Muerte, así piense en cosas que la naturaleza pecaminosa dice que son buenas, porque ella no tiene la capacidad de hacer nada bueno, sino solo producir muerte.
2.- No puedo agradar a Dios, por más que me esfuerce, si mi esfuerzo proviene de esa naturaleza antigua, ella está incapacitada de agradar a Dios.
¿Nos damos cuenta entonces de la importancia de pensar en las cosas del Espíritu y no de la carne? No es algo opcional, ni que un cristiano pueda decir, eso lo voy a hacer con el tiempo, no, es algo que debemos hacer todos los días, a cada momento.
Y se puede, no es un asunto imposible, veamos:
Romanos 8:9
Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo.
Ya está, todo creyente por más pequeño que el se crea, tiene el Espíritu Santo, es solo un asunto de tomar la decisión de buscar esta vida en el Espíritu.
Con esta introducción entremos en nuestro tema, el cuerpo
Romanos 8:10
Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida, a causa de la justicia.
Esta escritura dice que a pesar de tener a Cristo, tenemos un cuerpo muerto que tiene una naturaleza pecaminosa, pero también tenemos el Espíritu de Dios que tiene vida.
Hay entonces como estas dos naturalezas viviendo en nosotros, una externa que es el cuerpo, que está muerto por el pecado que mora en el, y otra interna que es vida por el Espíritu que mora e el interior.
¿Pero cómo puede un cuerpo muerto, manifestar a los que nos rodean la vida del Espíritu?
Veamos:
Romanos 8:11
Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos, también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes.
Lo que dicen estos versículos es que tenemos que darle vida al cuerpo por el Espíritu, el cuerpo no puede gobernarse solo, ni ser independiente del alma y del espíritu, deben de estar ligados y trabajar en colaboración.
¿Qué significa esto de que el Espíritu de vida al cuerpo?
Dos cosas:
1.- Te sanará cuando estés enfermo.
2.- te guiará para que no caigas en enfermedad.
Esta bendición que tenemos al alcance no ha sido muy aprovechada por nosotros, me parece.
Es más fácil pensar que nuestros pecados nos son perdonados, a que nuestros cuerpos son sanados.
Porque lo primero es intangible, pero lo segundo tiene que tener una respuesta física y visible. Es más fácil creer que lo que no se ve está hecho, que hacer que se vea lo que se cree.
Es más fácil parecer muy espiritual, porque esto no se puede comprobar mucho sino con el tiempo y los hechos, que ver los efectos en tu cuerpo ahora y ya.
Pero la obra de redención es doble, según la biblia lo anunció desde el antiguo testamento.
Isaías 53:4 – 5
Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.
Esta es una buena noticia, la salvación de nuestro Señor Jesucristo incluye al cuerpo
El salvó también estas dos partes:
1.- La parte tangible el cuerpo
2.- La parte intangible, el alma.
Por el pecado de Adam, fuimos invadidos de enfermedades, si Adam no pecaba, no estaríamos enfermos, pero pecó y heredamos las enfermedades. Pero luego nuestro Señor Jesucristo, sanó todas las enfermedades.
De hecho en su vida en la tierra El buscaba la oportunidad para sanar las dolencias y enfermedades.
Entonces dejemos algo muy claro, su salvación fue doble:
1.- Del alma por el perdón de los pecados
2.- Del cuerpo porque se llevó las enfermedades, no pueden ser separadas, las dos son muy importantes, no podemos ser tan espirituales que cuidemos la salvación del alma, pero despreciemos la otra, la sanidad del cuerpo.
Entonces demos alabanza a Dios por los dos, por la sanidad del alma y la sanidad del cuerpo.
Dice que El se llevó, nuestros pecados y nuestras enfermedades, si se las llevó, se las llevó.
¿Y sabe porqué se van juntas las dos?
Porque por el pecado de Adam entró la enfermedad al cuerpo, si Adam no hubiera pecado no tendríamos enfermedades, pero cuando nuestro Señor Jesucristo, se lleva el pecado, también se lleva las enfermedades.
Entonces concluyamos en algo:
No puede ser que tengamos un alma salva y un cuerpo enfermo, no se puede.
Mateo 9:2-5
Y sucedió que le trajeron un paralítico, tendido sobre una cama; y al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Ten ánimo, hijo; tus pecados te son perdonados.
Entonces algunos de los escribas decían dentro de sí: Este blasfema.
Y conociendo Jesús los pensamientos de ellos, dijo: ¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones? Porque, ¿qué es más fácil, decir: Los pecados te son perdonados, o decir: Levántate y anda?
Fíjese bien en este evento, primero le perdona los pecados y luego lo sana, ellos no iban por los pecados, sino por la sanidad, pero Jesús realiza la doble función, primero los pecados y luego la sanidad, en otras ocasiones hace lo inverso, primero la sanidad y luego el pecado.
Pero hay algo interesante en la cultura judía que es diferente a la nuestra, para los judíos de esa época no era problema aceptar la sanidad, lo que les escandalizaba era, ¿porque perdona los pecados?, la sanidad era normal, pero los pecados perdonados, no.
Nosotros somos totalmente diferentes, aceptamos el perdón de los pecados, pero la sanidad es más difícil de aceptar; pero su salvación no puede ser dividida, es tanto del cuerpo, como del alma.
Nosotros nos contentamos con la salvación del alma ahora y la aceptamos, pero para la salvación del cuerpo de las enfermedades esperamos el cuerpo incorruptible que tendremos en un futuro cuando El venga por segunda vez a Reinar con sus hijos.
Se me ocurre que nosotros pensamos que Dios no tiene mayor interés por las cosas materiales y de la carne, como la enfermedad, pero me parece que estaríamos en un error si pensamos de esa manera. El tiene tanto interés en el alma como en el cuerpo.
El vino a destruir las obras de Satanás, y esta obra es tanto en el alma como en el cuerpo, muchas de las enfermedades que hemos aceptado como normales son obras de Satanás y el se goza oprimiendo al pueblo al pueblo de esta forma:
Por esto debemos apropiarnos de esta verdad, somos salvos tanto del pecado como de las enfermedades.
Entonces:
¿Por qué caemos enfermos? quizá deberíamos también preguntar: ¿Por qué caemos en pecado si ya El llevó nuestros pecados?
Entonces debemos de darle al cuerpo el mismo tratamiento que le damos al alma con relación al pecado.
Ya no somos pecadores frecuentes, así mismo deberíamos tener otra cultura con respecto al cuerpo.
Veamos la palabra del Señor:
1 Corintios 11: 30-32
Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen. Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados; más siendo juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo.
Yo siempre pensé en estos versículos eran solo con respecto a tomar la cena del Señor indignamente, que esto causaría enfermedades y muerte, pero yo vi a algunos muy sinvergüenzas pecadores, que todavía seguían vivos después de tomar la cena del señor.
Pero oiga me parece que esto tiene una connotación mas profunda:
Si bien es cierto que se refiere a la cena del Señor, también se refiere a una actitud de nosotros ante la salvación del Señor del alma y del cuerpo; lo que dice en buen español es que hay muchos enfermos y debilitados, por dos razones:
1.- El Señor mismo disciplina a sus hijos, dice que siendo juzgados somos castigados por El Señor. ¿El Señor nos castiga con enfermedad? Si así dice, pero por amor, para que no seamos condenados con el mundo.
2.- Otra razón para estar enfermos es por no examinarnos nosotros mismos, si nos examináramos a nosotros mismos y nos arrepintiéramos del trato que le damos muchas veces a nuestro cuerpo, entonces no seríamos juzgados o mejor dicho no nos enfermaríamos tanto.
Lo que estamos diciendo es que muchas enfermedades tienen que ver con la justicia de Dios, Pablo lo dice claramente, hay enfermedades que son producto de la corrección de Dios ante el pecado del hombre.
¿Pudiera ser entonces que muchas enfermedades se deban a un asunto que está relacionado con el pecado?
Si, seguro que sí, de acuerdo a la palabra y pueden ser correcciones del Señor.
Entonces ¿cuál sería la solución en este caso?
Veamos: Santiago 5:16
Por eso, confiésense unos a otros sus pecados, y oren unos por otros, para que sean sanados. La oración del justo es poderosa y eficaz.
Nuevamente confesar su pecado en actitud de arrepentimiento y orar por sanidad.
Ahora no toda enfermedad es producto del pecado, y no vamos a ver a un enfermo como el más pecador de la congregación.
¿Qué es lo que queremos decir?
Que la próxima vez que estemos enfermos, consideremos si hemos pecado, y expongámonos a la luz de Dios, para ser examinados, antes de buscar el médico.
¿Sabe porqué va a ser sanado? si actúa así, porque el objetivo de Dios no es afligir, ni infringir dolor, sino que nosotros seamos salvos, y cuando se reconoce el pecado, se recibe el perdón, ya se cumplió el objetivo y se retira la amonestación.
Si nuestro deseo es ser perfeccionados por Dios, nosotros sabemos que al arrepentirnos podemos alcanzar misericordia, y recibiremos el perdón, luego podemos acercarnos confiadamente al trono y pedir y recibir sanidad. la vida del Señor llenará nuestro cuerpo.
Escuche esto, la forma como reaccionamos a una situación difícil, expone nuestra verdadera condición interna. Y la enfermedad es una condición mala que revela nuestra verdadera condición.
Si a causa del alcohol, tienes un dolor de cabeza, lo puedes solucionar con una pastilla o con dos, si a causa de las drogas tienes un decaimiento y una enfermedad la puedes solucionar con un medicamento, si a causa del exceso de comida tienes una gastritis, te puedes tomar una pastilla para la acidez, y otra para los gases, pero también puedo examinar mi corazón, pedir perdón y recibir sanidad. De hecho cuando soy sanado de la amargura y la falta de perdón, estoy siendo sanado de las enfermedades que acarrean estos sentimientos pecaminosos.
Aquí nuestro corazón es revelado, ¿murmuramos contra Dios en la enfermedad? o ¿Vamos corriendo a la farmacia? 0 aceptamos fielmente su voluntad y nos examinamos.
¿No se ha preguntado usted? ¿Por qué Señor estoy enfermo si te sirvo?
Yo sí, y a veces no encontré respuestas, entonces dije, hágase tu voluntad, solo que no me abandones en este momento difícil, yo estuve muerto, luego reviví y estuve 45 días en terapia intensiva, con pronósticos de varios médicos de muerte y de una vida con constantes cuidados diarias, pero solo me entregué en sus manos y le dije sólo dependo de ti, me arrepiento de permitir pensamientos pecaminosos en mi vida
¿Sabe porqué creo que me pasó todo esto? porque me resistía a Dios, y el me llevó hasta las mismas puertas de la muerte para enseñarme que es una locura resistirle. Oiga yo tuve que volverme obediente por causa de la aflicción, que no le pase a usted lo mismo. Ya no quiero hacer mi voluntad sino la de El.
Yo amaba mi cuerpo y sus deseos.
Creo que El primero quiso persuadirme con amor, pero como no hice caso, me persuadió con el quebrantamiento.
¿Sabe lo que Dios quiere quebrantar?
El amor a uno mismo.
Entonces puso mi cuerpo hecho un desastre, para que no tuviera de que ponerme orgulloso, ya no quería nada, solo quería un vaso de agua y mi sanidad.
Usted quizá pensó que este capítulo del cuerpo era quizá de alguna dieta naturista, lo cual es bueno, pero no, le quiero hablar de que Dios quiere todo inclusive su cuerpo, y si no se lo entregamos pecamos.
¿Sabe que es lo primero que buscamos cuando estamos enfermos?
Curarnos, por eso buscamos la medicina, si la medicina hace efecto decimos ¡Gloria a Dios!, pero si no hace efecto rápido cuestionamos su amor.
Pero sabe que deberíamos decir primero: “Habla Señor que tu siervo oye.” Hagámonos una pregunta
Cuando estamos en una circunstancia difícil, ¿cómo debemos de caminar? Por fe dice la palabra.
¿Entonces cómo deberíamos de caminar en una enfermedad que es una situación difícil? También por fe.
No le estoy diciendo si debemos o no tomar medicina, solo si buscamos la guía el Espíritu Santo o no.
Si usted y yo buscamos una salida de medicina en forma automática sin examinarnos. Entonces no avanzamos.
No es un asunto si la medicina es de Dios o no, yo creo personalmente que Dios la usa, pero la palabra es clara Jesucristo trajo sanidad a nuestro cuerpo y a nuestra alma, y también puedo ser sano por el examen interior de mis hábitos pecaminosos, el arrepentimiento y la unción.
Esto solo se recibe por fe, si queremos curaciones rápidas quizá estemos abandonando el camino de la fe. Yo creo que Dios puede usar la medicina, pero que es lo que la mueve a tomarla, ¿creer en su efectividad o en Dios que la está usando? Dios puede usar la medicina pero usted y yo debemos de saber donde está puesta primero nuestra fe.
Yo creo que si usted es curado por Dios y no por la medicina, difícilmente se apartará de Dios. Créame se lo digo por experiencia.
Yo le aseguro que todas las dolencias físicas que he pasado han sido por mi terquedad y luego de ellas mi nivel de compromiso con Dios ha aumentado. Esta es mi experiencia, que no sea la suya.
Creo que varias dolencias que yo mismo he pasado son con el propósito de que cese de mi propia actividad y confíe más en El, y pase más tiempo con El.
Veamos lo que dice 1 Corintios 6:12-20
“Todo me está permitido”, pero no todo es para mí bien. “Todo me está permitido”, pero no dejaré que nada me domine.
Claramente el apóstol Pablo habla de que tenemos libertad para hacer lo que queramos, pero no todo lo que hacemos está bien, y peor dejaré que lo que hago me domine, al punto de depender de ello.
“Los alimentos son para el estómago y el estómago para los alimentos”; así es, y Dios los destruirá a ambos. Pero el cuerpo no es para la inmoralidad sexual sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo.
Mire aquí nos habla ya de que nuestro cuerpo es para El Señor, y El Señor para el cuerpo, o sea El Señor no solo es para el espíritu y el alma sino también para el cuerpo, que error que sería desconocer esto y darle el tratamiento importante al espíritu y al alma y poco al cuerpo.
Sigamos: 1 Corintios 6:15
¿No saben que sus cuerpos son miembros de Cristo mismo? ¿Tomaré acaso los miembros de Cristo para unirlos con una prostituta? ¡Jamás!
No vamos a tratar el tema de prestar su cuerpo para el adulterio y la fornicación, estas ya son cosas obvias que no agradan a Dios, pero aquí hay una expresión ¡extraordinaria!
Mi cuerpo es miembro de Cristo, esto me volvió loco, solo vemos el tema espiritual, y ¿qué del cuerpo?, mi espíritu unido al de El, pero; ¿Mi cuerpo también?
O sea nosotros somos el cuerpo de Cristo, ya no es una expresión solo espiritual y simbólica, es una expresión verdadera real.
La fuerza de mi cuerpo es la fuerza de Cristo, nuestra unión con Cristo es perfecta y completa.
Pablo la tenía muy clara por eso les dice como asombrado:
¿No saben que sus cuerpos son miembros de Cristo mismo?
Estos Corintios eran muy espirituales se movían por los dones, pero habían descuidado el cuerpo que también era parte de Cristo.
Que esto sea una lección para nosotros, y cuidemos a partir de ahora nuestro cuerpo, que ya no es nuestro sino de Cristo.